El ciclo agrícola del maíz nativo y sus afectaciones por el cambio climático
Hablar de maíz es hablar de relaciones, es hablar de alimentación e identidad.
En la ciudad muy pocas personas saben que hay familias que trabajan todo el año para ofrecer alimentos agroecológicos.
La defensa del maíz y su semilla es una actividad cotidiana, un ciclo que debe repetirse para defender el territorio.
La ciencia campesina es la esperanza del mundo, y esa esperanza aún está viva en la Ciudad de México.
Además de las olas de calor, otros efectos del cambio climático son visibles en los campos de cultivo de la Ciudad de México, en la Alcaldía Tlalpan. La mañana del 26 de julio de 2023, algunas familias perdieron parte de la cosecha debido a los fuertes vientos que azotaron la zona, provocando que la planta se rompiera y cayera al suelo.
Por Greta Rico
El maíz es el centro de origen de toda una civilización. En México, cuando hablamos de maíz, hablamos de la relación entre cultura, gastronomía, agricultura, personas y semillas nativas. El maíz es también la base de la alimentación de los pueblos y forma parte de una dieta milenaria, originaria de esta región del mundo y, sobre todo, altamente nutritiva.
En las zonas urbanas, como en la Ciudad de México, el caos y el acelerado modo de vida nos impiden reflexionar sobre el trabajo que hay detrás de las tortillas que llegan a nuestra mesa.
Muy pocas personas saben que en la zona rural de esta gran urbe, hay familias campesinas que trabajan todo el año para ofrecer alimentos agroecológicos, hechos con productos locales. Estas familias que realizan agricultura a pequeña escala, libre de pesticidas y semillas transgénicas, tienen la convicción de que alimentarnos con maíz nativo es un tema de justicia alimentaria y que todas las personas deberíamos tener acceso a ello.
Desde hace algunos años, y como consecuencia de la globalización, en la Ciudad de México se han impuesto modas alimentarias, como la de los productos orgánicos que, además de ser caros, van de la mano de una estilización del consumo asociada a un estatus socioeconómico alto, y que se comercializan bajo certificaciones inaccesibles para los pequeños productores.
Para proteger a los maíces nativos mexicanos y la biodiversidad de las variedades vegetales comestibles que habitan en nuestra ciudad, es importante mirar al campo, defender el territorio y respaldar a quienes con el esfuerzo, el trabajo y la esperanza sostienen un modelo de soberanía alimentaria basada en el comercio justo y local.
Los maíces nativos enfrentan diversas amenazas como el calentamiento global, ya que las altas temperaturas, la falta de lluvia y otros fenómenos naturales están acabando con los cultivos. Esto resulta preocupante pues, ante los efectos del cambio climático, tener pocas variedades vegetales pone en riesgo la seguridad alimentaria y la dieta culturalmente adecuada de los pueblos en el mundo.
La información genética de las semillas de maíz nativo puede ser la respuesta a los problemas del futuro, ya que al ser sembradas año con año van adquiriendo características que las fortalecen ante olas de calor, sequías, plagas y enfermedades. El cuidado, la conservación y la diversificación de las 7 razas de maíces que tenemos en la Ciudad de México, y las 59 registradas en el país, es y será de vital importancia para combatir el hambre y las crisis alimentarias.
Con base en datos de la organización Amigos de la Tierra, durante el S. XX se perdió el 75% de las variedades cultivadas. Además, la Agencia de Medioambiente de Estados Unidos ha señalado que el cambio climático está modificando la productividad de los cultivos en todo el planeta, esto debido a la alteración de los ciclos de lluvia, y las sequías prolongadas y más recurrentes, lo que además puede provocar enfermedades en las especies polinizadoras.
Otra de las amenazas de nuestros maíces son los intereses comerciales de las empresas transnacionales. Actualmente en México las semillas son un bien común, esto quiere decir que nos pertenecen a todas las personas. El intercambio, selección y evolución de las semillas que realizan las familias campesinas es una actividad cotidiana, sin embargo, ser firmantes de diversos tratados de libre comercio abre la puerta a la posibilidad de que las empresas registren la propiedad intelectual de las semillas nativas. Esto, por ejemplo, podría suceder en caso de que nuestro país decida ratificar el convenio UPOV 91.
Además, la agricultura industrial contribuye a la emisión de gases de efecto invernadero, ya que se deforestan grandes extensiones de tierra para la siembra de monocultivos que provocan pérdida de la biodiversidad con semillas transgénicas, y se utilizan pesticidas que, se ha comprobado científicamente, provocan daños a la salud de las personas.
Desde hace 10 años, una colectividad que se hace llamar Demanda Colectiva contra el Maíz Transgénico pelea en los tribunales mexicanos para que se prohíba la siembra de maíz transgénico en todo el país, ya que empresas como Bayer – Monsanto, Syngenta, Du Pont y Dow han solicitado permisos para la siembra de este tipo de semilla, poniendo en riesgo nuestra biodiversidad.
Gracias a los esfuerzos de la Demanda Colectiva, desde 2013 existe una medida cautelar que prohíbe la siembra de manera precautoria. Y en octubre de 2021, la Suprema Corte de Justicia de la Nación dictó una medida cautelar definitiva negando el amparo de las empresas demandantes.
Este ensayo fotográfico es una manera de honrar a quienes representan la esperanza de la Ciudad de México, pero también es una manera de decirnos que la esperanza del mundo está en el campo, en el conocimiento y la ciencia campesina de las familias que cuidan nuestras semillas en las zonas de Milpa Alta, Tlalpan y Xochimilco.
La selección de semillas de maíz nativo para cada ciclo de siembra es una tecnología campesina que contribuye al mejoramiento de la planta, al cuidado de la biodiversidad y a la adaptabilidad genética de las diferentes razas de maíz. En la imagen, la familia de Judith Cabello desgrana maíz nativo azul unas horas antes de la siembra, el 23 de mayo de 2023, en la Alcaldía Milpa Alta, en la Ciudad de México.
La siembra de maíz nativo en la Ciudad de México, al igual que en diferentes zonas del país, es de temporal, es decir que el maíz depende del agua de lluvia. En los primeros meses de 2023, como efecto del cambio climático, la temporada de lluvias se retrasó, lo que a su vez obligó a retardar la temporada de siembra en prácticamente todas las alcaldías del sur de la ciudad. Julieta López Flores de 14 años y su hermano Atl de 9 años participan en la siembra familiar de maíz nativo, el 15 de abril de 2023 en el pueblo de San Miguel Xicalco, en la Alcaldía Tlalpan.
Los métodos ancestrales y tradicionales de agricultura que aún practican algunas familias de la ciudad de México implican que el campo se trabaje a mano. Familias como la de Tomás Flores, en la Alcaldía Tlalpan, acudieron a su milpa el 22 de mayo de 2023, un mes después de la siembra, para resembrar en los espacios donde no había crecido la semilla. Estos métodos no utilizan maquinaria pesada, agroquímicos ni semillas transgénicas que dañan la salud de las personas y al medioambiente.
Con fines educativos, Daniel Vázquez y su familia sembraron una milpa de maíz, frijol, calabaza y algunas plantas medicinales en el patio de “La Casa de las Semillas”, un banco comunitario de semillas de maíz nativo en la Alcaldía Milpa Alta, al sur de la Ciudad de México. Daniel muestra las afectaciones en su milpa el 15 de junio de 2023: una tormenta con granizos del tamaño de una canica cayó en los primeros días de ese mes destrozando el maíz, haciéndolo tiras y devastando el policultivo.
Debido a la falta de lluvias, durante la temporada 2023 el maíz no se desarrolló de la misma manera que en años anteriores. Aunado a ello, durante el mes de mayo una intensa ola de calor que azotó a la Ciudad de México, producto del cambio climático y la deforestación, provocó pérdidas importantes en los cultivos de maíz nativo. El 6 de julio de 2023, el maíz que Gabriela Morales sembró en su chinampa de Xochimilco se observa completamente seco y quemado.
Sembrar maíz nativo es un proceso de diversificación y conservación constante, en el que los intercambios de semillas son cruciales para el cuidado de la biodiversidad. Estas semillas han estado por generaciones en las familias campesinas, como el maíz chinampero que siembra Gabriela Morales. Estas prácticas han contribuirán a que los maíces nativos se adapten a los efectos del cambio climático. 7 de septiembre de 2023, Xochimilco, Ciudad de México.
La industrialización alimentaria de las grandes ciudades nos ha enseñado a considerar que los productos del campo son sucios, sin embargo, una de las garantías más tangibles de que los alimentos que consumimos están libres de químicos y pesticidas es la presencia de insectos, pues no todos son plaga, algunos, como estos escarabajos o las abejas que se pueden observar entre las milpas de maíces nativos son polinizadores importantes para los ciclos de cosecha. 7 de septiembre de 2023, Xochimilco, Ciudad de México.
La siembra de maíz nativo a partir de métodos ancestrales y tradiciones de agricultura brinda beneficios ambientales para el suelo de conservación de la Ciudad de México, como la regeneración de suelos, la captación de agua y la posibilidad de obtener alimentos de calidad durante todo el año. De igual forma, el consumo local genera cadenas cortas de distribución de alimentos, disminuyendo las emisiones contaminantes para trasladar nuestra comida. Vista panorámica de la Ciudad de México desde la Alcaldía Tlalpan, el 13 de septiembre de 2023.
Uno de los principales problemas de la conservación de maíz nativo en la Ciudad de México es la comercialización. Las familias productoras no pueden competir con los precios tan bajos de la agricultura industrializada, ni con los alimentos empaquetados y súper procesados con poco valor nutricional que las personas de los centros urbanos están acostumbradas a comprar en tiendas y supermercados. En la imagen, Tomás Flores junta un huacal de elotes (maíz tierno) en los campos de San Miguel Xicalco, en Tlalpan, para la venta familiar el 1 de septiembre de 2023.
La milpa de Diego Elizalde, en la Alcaldía Milpa Alta, al sur de la Ciudad de México, quedó con espacios vacíos provocados por la sequía. Aunado a esto, desde el 14 de septiembre de 2023, el maíz comenzó a verse seco y amarillo. La temporada de cosecha de mazorcas se lleva a cabo entre noviembre y diciembre, sin embargo, debido a la sequía, deberá adelantarse un par de meses para evitar que el maíz se pudra.
De una planta o mazorca de maíz nativo se obtienen hasta 200 semillas para el siguiente ciclo. El trabajo de conservación de las familias campesinas es muy importante, ya que el Fondo de Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) calcula que el 75 por ciento de la diversidad agrícola se perdió entre los años 1900 y el 2000. La pérdida de las diferentes razas de maíces nativos amenazaría la seguridad alimentaria de los pueblos en México.
En la cosecha que realizó la familia de Monserrat Vázquez el 16 de septiembre de 2023 se obtuvieron productos como elotes, huitlacoche (un hongo comestible que crece en el maíz), chilacayota y flores de calabaza. Según datos de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), alrededor del 70% de los alimentos que se consumen en las grandes ciudades los produce la agricultura en pequeña escala.
La agricultura industrial utiliza pesticidas que impiden el crecimiento de otras plantas alrededor del maíz, e introduce maquinaria pesada contribuyendo a la erosión y desertificación de los suelos de cultivo. Por el contrario, la práctica de hacer milpa sí permite el crecimiento de una variedad de especies vegetales comestibles, y mantiene la riqueza de la tierra. Josefina Rodríguez visita su milpa para cosechar, el 1 de septiembre de 2023, en la Alcaldía Tlalpan en la Ciudad de México.
Al igual que las personas, el maíz nativo chilango a veces crece en la ciudad y a veces es producto de las migraciones. Montserrat Vázquez, fundadora de la tortillería mazahua Nixcome, ubicada en la Alcaldía Cuajimalpa, acudió el 11 de noviembre de 2023 al pueblo de su abuela en Ixtlahuaca Estado de México, para cosechar lo que será su materia prima para los próximos meses.
Los meses de noviembre y diciembre son de cosecha de mazorcas en la siembra de temporal. Con el ciclo agrícola del maíz nativo todo se aprovecha: posterior a las cosechas, las familias seleccionan las mazorcas y apartan las mejores para el consumo familiar, la venta y el siguiente ciclo de siembra. De igual forma, el resto de la cosecha, las hojas y la planta sirven para alimento de los animales de traspatio y para hacer composta. 10 de noviembre de 2023.